El sistema inmunitario es el arma que el cuerpo tiene para su defensa contra agentes extraños como el polvo, virus, bacterias, sustancias como ciertos medicamentos, u otros materiales que potencialmente son dañinos o tóxicos para el cuerpo. Estos agentes externos pueden estar en el ambiente, en los alimentos, el agua o el aire, etc., y son conocidos como antígenos y/o toxinas.
La inmunidad del cuerpo es natural o innata es decir nacemos con ella, y es la primera línea de defensa, que evita que agentes extraños ingresen al organismo.
La inmunidad adquirida, en cambio es provocada en el cuerpo por la exposición a diversos antígenos y/o toxinas del mundo exterior.
La vacunación llamada también inmunización adquirida, es un método mediante el cual se desencadena en el cuerpo una respuesta inmunitaria controlada, en otras palabras se introduce o inocula un antígeno que puede ser un virus una bacteria atenuada y se espera que estos agentes (antígenos) desencadenen la producción de anticuerpos contra la sustancia que se administró; dando una inmunidad que puede ser temporal, o definitiva dependiendo de la respuesta que el cuerpo generó, es decir el tipo de anticuerpo que se formó.
Es importante señalar que el sufrir ciertas enfermedades también provocan inmunidad adquirida, ya sea temporal o definitiva, esto depende del tipo de anticuerpo que se genere.
Cuando una persona se sufre la enfermedad COVID-19, se producen anticuerpos de respuesta rápida, que son llamados IGM que se presentan a los pocos días de la infección y su duración o sobrevida no está bien conocida, por lo que el peligro de reinfección es latente.
La vacunación fue la esperanza para tener una inmunidad contra la enfermedad en forma controlada, se la obtuvo en tiempo récord y ya fue distribuida rápidamente, dando parado a la pandemia que se llevó cientos de miles de vidas en todo el mundo.
Ya 2 años hemos caminado tranquilos y en muchos casos sin prestar atención a las recomendaciones de los expertos, que nos sugirieron mantenernos alertas para evitar nuevas olas de contagio, dada la naturaleza cambiante del virus.
Sin embargo, estaremos siempre en riesgo de sufrir esta enfermedad, ya que se está presentando casos producidos por nuevas variantes, cuya información no estaba en las vacunas recibidas, por ende, nuestro organismo no tiene los anticuerpos necesarios para evitar enfermarnos. Si bien la infección será menos grave que las anteriores, hay que cuidarse y cuidar a los niños y personas de la tercera edad que presentan enfermedades crónicas, en las que la enfermedad podría ser grave.
Las recomendaciones son las mismas usar mascarilla en ambientes que estemos con muchas personas. El aseo de las manos y de superficies de uso común. Si hemos estado en contacto con alguien enfermo guardemos cuarentena y sobre todo hagámonos la prueba, recuerde que puede pedir al gobierno el envío de pruebas a su domicilio, y si estamos enfermos aislémonos así evitaremos el contagio de otras personas. Estas sugerencias tenemos que mantenerlas siempre.
Además, recuerde estamos en iniciando la temporada otoñal, y es necesario recibir la vacuna de la gripe y quizá muy pronto el refuerzo anual de COVID 19