La parálisis facial periférica es una enfermedad que se presenta con relativa frecuencia, afecta en los Estados Unidos alrededor de 40.000 personas al año (INTN&DC) está presente por igual en varones y mujeres de todas las edades, aunque es menos común entre niños menores de 15 años y adultos mayores de 60 años, además es infrecuente en los meses de verano.
La causa es muy difícil de determinar, suele a asociarse a procesos infecciosos como el herpes labial, infección del oído medio, inmunológicos, isquémicos, que afectan al nervio facial; algunos autores lo relacionan a ciertas enfermedades predisponentes, como la diabetes, hipertensión arterial, trauma, síndrome de Guillan Barré, enfermedad de Lyme, sarcoidosis, miastenia grave, VIH, etc., luego de la pandemia, también se le ha relacionado con el SARS-CO-2 como posible factor desencadenante de la enfermedad.
Por lo general, los síntomas comienzan a mejorar en el plazo de algunas semanas y se alcanza la recuperación completa en unos seis meses. Existe una pequeña cantidad de personas que continúan teniendo los síntomas de la parálisis de Bell de por vida. Rara vez, la parálisis de Bell se produce más de una vez, o afecta a los dos lados de la cara.
Lo síntomas y signos de la parálisis de Bell pueden manifestarse de repente. Inicialmente, la paciente nota que no puede sonreír de un lado de la cara, o que tiene dificultad para hablar con claridad y/o que pierde la sensibilidad en la cara. Puede presentar dolor intenso en el rostro en el momento justo antes de que se debilite o se paralice parcialmente, o mientras está sucediendo la caída de un lado de la cara y la dificultad para hacer expresiones faciales, como cerrar un ojo o sonreír, además puede presentar aumento de sensibilidad al sonido en el lado afectado, pérdida del gusto, producción exuberante de lágrimas y babeo, entre otros síntomas y signos.
El diagnóstico de la parálisis de Bell se hace a través de un buen examen clínico, el proveedor de salud pedirá al paciente que realice ciertos movimientos, lo que le dará una información clara; además se puede ayudar de ciertas pruebas como la electromiografía (mide la actividad del musculo en respuesta a un estímulo). Puede también hace uso de la resonancia magnética, la tomografía y análisis de sangre, para hacer un diagnóstico diferencial.
En 8 de cada 10 personas, los síntomas de la parálisis de Bell comienzan a mejorar en aproximadamente en un mes; y deberían desaparecer casi por completo en un período de 2–3 meses.
NO existe un tratamiento específico sin embargo el proveedor de salud puede aconsejarle medicamentos como los corticoides, a veces asociados a antivirales, la fisioterapia y cuidado generales para proteger al ojo de la resequedad. En casos graves la recuperación tarda o no se presenta, ya sea por un daño irreversible del nervio facial, o por un crecimiento irregular de fibras nerviosas. La ceguera parcial o total, que puede ocurrir se debe a la sequedad excesiva del ojo, lo que ha sido señalada también como una complicación más del síndrome de Bell.
Hay que estar preparados para acudir a la consulta profesional haciendo una lista de los síntomas y signos que aparecieron y cómo o qué se cree que desencadenó el problema, etc. Que acciones realizó antes de venir a la consulta, etc. Detalles que de alguna manera ayudaran al proveedor de salud a hacer un diagnóstico certero.