“Nos encontramos en la rara situación de poder decirles que creemos que Rusia está en el proceso de llevar a cabo una campaña de manipulación de información dirigida a América Latina”. El que habla es James Rubin, Enviado Especial y coordinador del Centro para la Participación Mundial (GEC, por sus siglas en inglés), un organismo del Departamento de Estado de Estados Unidos que busca comprender y contrarrestar los esfuerzos de propaganda y desinformación estatales y no estatales extranjeros. Rubin se refiere a una operación aún incipiente y que se focaliza en una campaña de desinformación pro Kremlin -orientada a América Latina- que busca erosionar el apoyo internacional que está recibiendo Ucrania.
Rubin revela que hay tres entidades afiliadas al Kremlin que el Departamento de Estado cree que están involucradas en esta campaña: Social Design Agency, Institute for Internet Development y Structura.
Estarían coordinando esta operación de desinformación para promover una serie de narrativas rusas que Rubin tilda de “rotundamente falsas”, como que Ucrania culpa a Estados Unidos por la guerra; que Estados Unidos está detrás del conflicto; que los ucranianos son fascistas, “y lo están haciendo cooptando encubiertamente a los medios locales y a influencers para difundir esta desinformación y propaganda”.
Nombra a varios países clave de América Latina donde se desarrolla esta operación: Brasil, Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela y Uruguay. “Todos ellos, creemos, son parte de este programa que están diseñando para explotar subrepticiamente la apertura de los medios y del sistema de información de América Latina.
Un funcionario del Departamento de Estado le dijo luego a Infobae que hay otros países de la región donde se desarrollará la campaña, pero que no están preparados para compartirlos aún.
La semana pasada, el GEC publicó también un informe sobre Nova Resistência, una organización neofascista cuasi paramilitar que opera en América del Sur que está ayudando activamente a promover la propaganda pro-Kremlin en Brasil y otros lugares. Está inspirada por el pensamiento de Aleksandr Dugin -un filósofo ruso sujeto a sanciones por parte de Estados Unidos- y su “cuarta teoría política” (4PT) que pretende unificar movimientos de extrema derecha y extrema izquierda con el objetivo de destruir el orden establecido tras la Segunda Guerra Mundial.
A diferencia del caso de Nova Resistência, esta gran cantidad de información que posee el Departamento de Estado de EEUU con respecto a la nueva campaña no es frecuente: en general las operaciones de desinformación se descubren tarde, cuando la catarata salpica tantos rincones de Internet que ya es difícil poder ponerle freno. Poder “atajarla” cuando aún está en pañales, previendo las intenciones y los planes, con información específica de la operación, es un fenómeno inusual.
-¿Cómo sabe de antemano acerca de esta campaña?
-Bueno, necesito tener mucho cuidado aquí con las palabras precisas que uso, pero, creo que puedes sacar tus propias conclusiones sobre cómo podríamos saber tal cosa. Todo lo que puedo decir es que ésta es nueva información que hemos obtenido y que es objeto de muchos esfuerzos dentro del gobierno de los EEUU para desarrollar información sobre este problema, porque aceptamos que Rusia y China, hasta cierto punto, han dedicado miles y miles de millones de dólares a sus operaciones de manipulación de información. Estados Unidos, Occidente y los países con bases democráticas no han hecho ese tipo de esfuerzo. Y aquí hay una asimetría básica, porque Rusia y China son sistemas bloqueados. Hay algo llamado la “muralla china”, que efectivamente ahora es el muro del Kremlin donde la información no puede circular libremente en Rusia. Para China y Rusia jugar en el mundo democrático es un juego gratuito para ellos. Nosotros no podemos operar en su mundo, así que tenemos que trabajar muy, muy duro. Para tratar de descubrir qué están haciendo usamos todos los recursos que podemos. A menudo no podemos hablar sobre cómo descubrimos las cosas. Creemos que esto es cierto. Puedes sacar tus propias conclusiones al respecto.
Estas tres entidades con conocidos vínculos con el gobierno ruso van a generar una campaña utilizando un grupo cultivado de personal editorial organizado en un país latinoamericano. “Creemos que será Chile”, dice Rubin a Infobae. Allí, varios periodistas y líderes de opinión locales recibirán información creada por un equipo en Rusia que enviaría los materiales al personal editorial en América Latina, para que puedan traducirse en los idiomas locales, editarse y comercializarse en los medios de comunicación locales.
“Así que se trata de una especie de operación de lavado en la que se crea contenido pro-Kremlin en Rusia, pero luego personal latinoamericano lo adapta, localiza y cura para que parezca como si los medios latinoamericanos locales hubieran creado mágicamente esta información”, describe Rubin. Participarán editores lingüísticos que dominen el idioma español. Utilizarán alias para ocultar sus identidades y tratarán de garantizar que esta información se blanquee.
Rubin aclara que “Rusia tiene todo el derecho, como todos los países, a expresar su punto de vista, pero sería bueno que lo expresaran basándose en hechos. Pero lo que es realmente inaceptable es que su mano oculta manipule países extranjeros sin que la gente sepa que viene de Rusia”.
Cuenta una anécdota de un viaje reciente a Bulgaria, donde había dos noticias contadas de manera diferente según el medio. Un titular declaraba que Estados Unidos tenía armas biológicas en Ucrania, mientras que la noticia real rezaba: “El gobierno ruso dice que Estados Unidos tiene armas biológicas en Ucrania”.
“El mundo debería esperar que la mano oculta de Rusia no esté en condiciones de manipular a las audiencias locales. Sus argumentos deberían aumentar o disminuir en función de los hechos y de las narrativas, donde la procedencia y la transparencia sean tales que la gente sepa quién dice esto y por qué lo dice, y no simplemente aparecer mágicamente”, afirma.
Por otra parte, dice que desde GEC creen que la Social Design Agency “está intentando utilizar capacidades de inteligencia artificial generativa para estos fines de manipulación de información, aprovechando ChatGPT para generar comentarios sobre artículos en sus campañas con audiencias objetivo específicas en mente”.
“Ni el gobierno de Estados Unidos, ni ningún gobierno, debería estar en la posición de intentar decidir qué es verdad y qué no es verdad”, dice Rubin. “Pero lo que debería hacer es ser transparente sobre cuándo publica la información. Y lo que puede hacer en estos raros casos es demostrar que la otra parte, en este caso Rusia, está tratando de ocultar su papel”.