El resentimiento, reconcomio o rencor es una desazón, desabrimiento o queja que queda de un dicho o acción ofensiva que puede perdurar largo tiempo y reaparecer cuando se recuerda dicha ofensa.
El tipo de sensación que causa puede ir de una ligera molestia temporal a un profundo malestar que puede dificultar o imposibilitar las relaciones con el ofensor.
El dolor que no se sana, se cultiva y con el paso del tiempo se transforma en amargura y enojo. La persona que vive resentida también vive enojada. Así, le es casi imposible poder reconocer la verdadera razón de su malestar. Su dolor se ha tornado en enojó y se convenció de que las personas cercanas lo decepcionan y lo traicionan constantemente. El resentimiento envenena al alma y abandona la posibilidad de sentir amor.
Una persona que vive resentida tiene la sensación de que todos le deben, ya que siente que, porque ha sufrido tanto, merece tratar a todos con desprecio e insiste que le tienen que comprobar continuamente el amor que tristemente es incapaz de sentir. El resentimiento se siente como una carga pesada. Convierte a la persona resentida en un ser frío, intolerante y rencoroso. Esta persona, se aferra a su pasado y solo recuerda todas las injusticias que le han marcado su camino, negando la posibilidad de ver lo bueno que otros le ofrecen.
Una de las falsedades más grandes al vivir resentido, es hacer creer que la persona “resentida” es una persona buena e incomprendida. Pobrecita de ella… se han aprovechado de su corazón y sus expectativas no se cumplieron. Su creencia desajustada de la realidad, lo convierte en un justiciero que solo busca cobrar venganza en cualquier situación emocional, que pueda exponer su vulnerabilidad.
El resentimiento es como dice su nombre, volver a sentir una y otra vez algo que ya había hecho daño la primera vez. Este es un sentimiento destructivo, que perpetúa el sufrimiento y el malestar, que impide mantener relaciones armoniosas.
Al vivir con resentimiento uno limita su poder de expresión. Hace difícil poder decir con sinceridad lo que siente y en la mayoría de los casos elige callar antes de decir lo que carga y le provoca tanto dolor. Vive con miedo a la confrontación de sus propios sentimientos y cada vez se oculta más en su dolor, el enojo y la constante decepción.
Para dejar ir el resentimiento, la persona tiene que entender el daño que se hace al vivir con ese sufrimiento. Tiene que aceptar que no es una víctima a la cual solo la lastiman y la traicionan. Y, lo más importante, tiene que querer tener una mejor vida.
Solo la persona resentida puede soltar su resentimiento.